Récord histórico en la concentración de gases de efecto invernadero

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Quizás hayáis visto en los medios de comunicación, estos últimos días, la noticia de que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera batió de nuevo, en 2016, el récord histórico de concentración. De hecho, este pasado año, las emisiones de CO2  alcanzaron el nivel más alto en 800.000 años, según el Boletín de la Organización Meteorológica Mundial sobre los Gases de Efecto Invernadero.

Pese a lo preocupante de estos datos, para muchos no ha sido una sorpresa, ya que los últimos 70 años se ha producido un aumento sostenido sin precedentes. Concretamente, la concentración mundial media de CO2 superó en 2015, por primera vez, las 400,00 partes por millón (ppm), y en 2016 ha alcanzado las 403,3 ppm, como consecuencia de las actividades humanas y el fenómeno climático conocido como El Niño.

Para que os podáis hacer mejor una idea, pensad que actualmente la concentración de COsupera en un 40% los niveles preindustriales (en los 800.000 años previos a 1750 no se revasó las 300ppm). Más que la concentración total, el mayor problema reside en la velocidad de este aumento.

Hay que tener en cuenta que se tardan miles de años en estabilizar los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera de forma natural, y los ecosistemas han reaccionado históricamente en estas escalas de tiempo. Actualmente, estamos modificando gravemente las concentraciones en tan solo 300 años, hecho que indudablemente tendrá consecuencias desastrosas al no tener los ecosistemas tiempo de adaptarse. 


¿Qué tan graves son los efectos de las emisiones de CO2?


Esta mayor incidencia en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera se debe a diferentes causas. Principalmente, al crecimiento demográfico, unas prácticas agrícolas más intensivas, un mayor uso de la tierra y el aumento de la deforestación, la industrialización y el consiguiente uso de energía procedente de fuentes fósiles.

A pesar de los tímidos indicios que apuntan a que la correlación entre el crecimiento económico y el uso de combustibles fósiles se está empezando a romper, el problema ya está creado. No es suficiente con estabilizar el actual nivel de emisiones.

Si queremos revertir los efectos del calentamiento global debemos reducir de manera drástica el nivel de gases de efecto invernadero. La atmósfera es un sistema complejo con grandes inercias y delicados equilibrios.

Aun cesando todas las emisiones mundiales de CO2 de un día para otro, la concentración de gases de efecto invernadero tardaría décadas, sino siglos, en alcanzar los niveles preindustriales. Por esta razón, si queremos evitar vivir en un planeta de climas extremos, es importante que desde las organizaciones mundiales que velan por el medio ambiente, hasta los ciudadanos, pasando por los gobiernos, empecemos a tomar medidas en el asunto. 


¿Se pueden reducir las emisiones de CO2?


A pesar de que, en los últimos años, ha aumentado en gran medida el uso de energías renovables, seguimos emitiendo demasiados gases. En ese sentido, una medida para contribuir a la reducción de la concentración de CO2 y otros gases de efecto invernadero es, en efecto, la apuesta por el uso de energías no solo renovables, sino con bajas emisiones de carbono. Otra acción con la que conseguimos un gran impacto es también la implementación de políticas de eficiencia energética que garanticen una mejor utilización y optimización de los recursos. 


Cómo calcular la huella de carbono


El concepto ‘huella de carbono’ no es nuevo, pero ha ido cobrando importancia en los últimos años. Su definición sería la siguiente: se trata de la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, una organización, un evento o un producto. Por tanto, las empresas pueden medir la huella de carbono por lo que respecta a su actividad, sus procesos productivos y sus productos o servicios.

Una vez cuentan con los resultados, pueden identificar con precisión los puntos críticos y tomar las medidas pertinentes. De este modo, la compañía conseguirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, un ahorro económico.


En Enertips, como consultoría energética, somos expertos en calcular la huella de carbono de organizaciones y empresas, dentro de nuestros proyectos de ahorro y optimización de los recursos energéticos. 

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